El rol de los rituales en los ambientes deportivos

¿Qué son los rituales?

Si bien la palabra “ritual” es ampliamente conocida y de uso familiar en la sociedad, a lo largo de  la historia se han propuesto un sinfín de definiciones ambiguas para este término (Snoek, 2006),  razón por la cual su definición continúa siendo motivo de discusión y controversia en la literatura. Los investigadores sostienen que no existe un criterio claro que permita determinar con precisión  cuándo un comportamiento en particular representa una instancia de un ritual, y cuando efectivamente no (Lienard y Boyer, 2006). 

La integración de conceptos teóricos y empíricos acerca de los rituales ha permitido identificar tres criterios principales para su definición (Brooks et al., 2016): (i) en primer lugar, un ritual debe contemplar una secuencia de acciones formales que necesariamente deben ser repetidas en el tiempo respetando cierto patrón convencional rígido preestablecido; (ii) en segundo lugar, un ritual necesariamente debe tener un significado simbólico, dado que las acciones ritualizadas esconden cierto significado subjetivo detrás de las meras acciones que las definen; (iii) finalmente, un ritual no posee un propósito instrumental evidente, es decir, las acciones ritualizadas involucran comportamientos no funcionales que no están directamente relacionados a los objetivos propios del ritual. Este último criterio resulta fundamental para diferenciar las acciones ritualizadas (acciones  no funcionales) de los hábitos y acciones rutinarias que se realizan con un fin específico, es decir,  tienen un propósito práctico y/o instrumental definido (acciones funcionales). 

El ritual como paralenguaje actuado

Los rituales son comportamientos formalizados apartados de la vida cotidiana que permiten a las comunidades explorar sus mundos religiosos y/o culturales a través de la práctica, reafirmando la  identidad de quienes los practican. Se trata de una actuación preprogramada, estereotipada y codificada donde no existe posibilidad de improvisación ni actos al azar, sino que, por el contrario, los rituales representan jugadas privilegiadas que tienen garantizado el éxito (García, 2002).  Constituyen, ante todo, prácticas y mecanismos simbólicos repetitivos de la vida social, que, mediante su repetición,contribuyen a dar estabilidad a la vida de generación en generación. 

Un ritual es algo actuado en clave simbólica, es práctica, es acción, es una secuencia de actos cargados de simbolismo culturalmente codificado. Su análisis consiste en descodificar e interpretar lo que se comunica sin palabras (a veces, reforzado por ellas). En cualquier práctica ritual, es más  significativo lo que no se dice que lo que se dice. Entonces, los rituales constituyen lo que se conoce como “paralenguaje actuado”, ya que representan formas de comunicación no fundadas en palabras (García, 2002). 

¿Somos los seres humanos animales rituales?

‘‘At one time or another, almost every human activity has been done ritually or made part of a  ritual” C. Bell (1997)

La antropología ha permitido descubrir registros fehacientes que dejan constancia que, a lo largo de la historia, nuestros antepasados realizaban ritos en momentos importantes de su vida (e.g.,  expediciones de caza, sepulturas). Estas evidencias antropológicas indican que los seres humanos  somos animales rituales por naturaleza. 

Los rituales son técnicas simbólicas que se utilizan para dar estabilidad, sostén y durabilidad a la  vida. Transforman el “estar en el mundo” en un “estar en casa”. El tiempo en el que transcurren los rituales acondiciona y ordena, y cohesiona experiencias subjetivas ante el vaivén de la vida actual, en una sociedad donde abunda la incertidumbre y la falta de sentido (González, 2020).

Sin embargo, en la sociedad contemporánea, la fluidez e inmediatez en la comunicación han ocasionado una progresiva desaparición de los rituales sociales, tal como señala el filósofo  surcoreano Byung-Chul Han en su reciente obra “La Desaparición de los Rituales: Una Topología  del Presente” (2020). Actualmente, los rituales se perciben como una obsolescencia y un estorbo  prescindible para la sociedad. Según Han, la progresiva extenuación de los rituales impacta  directamente en la comunidad, desgastándola y desorientándola. Byung-Chul Han sostiene que los  rituales constituyen el fondo de contraste que servirá para trazar más nítidamente los contornos de  la sociedad. 

Exponential Academy

¿En la actualidad estamos comunicando sin comunidad?

Los grandes avances tecnológicos que ha experimentado la humanidad en los últimos años han marcado una tendencia en la vida de las personas. Vivimos inmersos en el mundo de la  comunicación digital. La tecnología nos invita a interactuar de forma virtual aun cuando compartimos un mismo espacio físico. Al mismo tiempo, las redes sociales impulsan a que nos comuniquemos con personas distribuidas en los lugares más recónditos del planeta, personas que conocemos, o tal vez, nunca antes hemos visto. Sin embargo, esta comunicación masiva e incesante tiene efectos colaterales que merecen nuestra atención.  

Los diferentes canales que rutinariamente utilizamos para comunicarnos consumen mucho más  tiempo del que podemos contabilizar con un simple análisis del tiempo que pasamos frente a las  pantallas de nuestros smartphones. Sumado a esto, la cultura establecida por el régimen neoliberal  ha promovido a un aumento exponencial de la presión y el deseo por producir, apropiándose del tiempo y la vida de las personas. El impacto de la globalización ha causado una tendencia  generalizada a utilizar las vías de comunicación digital sin analizar y racionalizar sobre lo que se  desea comunicar. Recibimos información meramente aditiva de la prensa, los telediarios y las redes  sociales, y ya no disfrutamos del uso del lenguaje, sino que simplemente lo utilizamos para comunicarnos de manera eficiente y lo más rápido posible, sin ser conscientes de que estamos creando una comunicación sin comunidad. Se ha perdido la magia del significante vacío. Vivimos ahogados en una cultura del significado superficial que carece de significante alguno. Paulatinamente, la vida está perdiendo espesor y sostén. 

Realizar rituales para amortiguar la ansiedad y potenciar el rendimiento de los deportistas

Byung-Chul Han sostiene que el contenido mediático que se consume al hacer uso de los smartphones y demás dispositivos electrónicos es extremadamente heterogéneo, y, por ende, es altamente efectivo en llamar permanentemente nuestra atención. Su elevado grado de alternancia no permite demorarse en un tema en particular, sino que es una fuente constante de ansiedad que fomenta la adicción y “obliga” a las personas a hacer uso de ellos en cualquier momento y lugar,  hasta el punto de extenuar completamente la batería de cualquier dispositivo. 

Las personas que sufren de ansiedad tienen un déficit para enfocarse en el presente, en la acción, dado que ocupan gran parte de su memoria operativa reflexionando y preocupándose por cosas que no están a su alcance (Eysenck, 1992). El sentimiento de ansiedad contribuye a un incremento en el egocentrismo y altera la capacidad para atender a la perspectiva de otras personas (Todd et al., 2015). 

Cuando la ansiedad aparece inmediatamente antes o durante una determinada performance, el  rendimiento suele verse afectado. 

La emergencia de rituales está directamente relacionada con sentimientos de ansiedad (e.g., Lang  et al., 2015). Es por ello que a lo largo de la historia diferentes culturas han empleado los rituales para acompañar transiciones estresantes como son los funerales, eventos de cumpleaños, casamientos y graduaciones. Sin embargo, el poder de los rituales para contrarrestar la ansiedad y el estrés era completamente desconocido hasta hace muy pocos años.  

Recientes experimentos de laboratorio (Brooks et al., 2016) y estudios de campo (Sosis y  Handwerker, 2011) sostienen que los rituales, a través de acciones estructuradas y repetitivas, tienen  la capacidad de actuar como amortiguadores (buffers) de la ansiedad. Esto podría estar relacionado  a diferentes factores (Brooks et al., 2016): (i) los rituales, como una serie de acciones rígidas repetitivas, satisfacen una necesidad fundamental de la mente humana, el orden, ya que tienden a  trasladar la mente a un bajo nivel de entropía que permite recuperar el sentido de control (Hirsh et  al., 2012); (ii) son distractores muy efectivos que bloquean la entrada de pensamientos negativos a  la mente humana; (iii) el valor y significado simbólico de los rituales es tan extenso que trasciende  ampliamente al dominio de los problemas personales de los practicantes, actuando como catalizador  de cualquier amenaza puntual que intente invadir a la mente; (iv) finalmente, la última hipótesis supone que los rituales funcionan como un tipo de placebo, dado que si una persona cree que un  ritual puede ayudar a maximizar su rendimiento, entonces su ansiedad decrecerá, permitiendo  incrementar su performance.  

Particularmente, los estudios experimentales realizados por Brooks et al. (2016) descubrieron que existe una relación causal entre rituales, ansiedad y rendimiento. De acuerdo a estos autores, las  prácticas rituales efectivamente aplacan la ansiedad y permiten maximizar el rendimiento de las personas. Esto permite entender la razón por la cual los rituales se emplean con anterioridad a cualquier performance de alto estrés desde tiempos muy remotos (Malinowski, 1954). En la actualidad, si bien los rituales han perdido popularidad, los mejores artistas y atletas de élite emplean sistemáticamente diferentes rituales con anterioridad o durante su actuación en cualquier acontecimiento importante. A través de las prácticas rituales, las personas se involucran de lleno en  las actividades que deben desarrollar, mejoran su concentración (foco) y aumentan la percepción y  el control de sus acciones. Asimismo, los rituales estimulan la motivación y la confianza individual  (Brooks et al., 2016), factores claves para el rendimiento. 

¿Cómo un ritual grupal puede funcionar como integrador y creador de una comunidad deportiva?

Los rituales grupales, como acciones simbólicas, transmiten y representan aquellos valores y  órdenes que permiten crear una comunidad y que la misma se mantenga cohesionada (Han, 2020).  La adhesión de las personas a un ritual contribuye a la cohesión social, a conservar la homeostasis propia del sistema (García, 2002). Sin transmitir nada en términos de comunicación, los  rituales permiten que una colectividad reconozca en ellos sus señas de identidad. La acción ritual  hace presente lo oculto, visible lo invisible, materializa lo espiritual. Cuando las personas se  involucran y participan en rituales colectivos, suelen experimentar una alineación emocional y un sentimiento de pertenencia al grupo que se traduce en una gran efervescencia colectiva (Xygalatas, 2014). Al mismo tiempo, los participantes normalmente exhiben un mayor grado de  generosidad hacia los demás miembros de la comunidad (Xygalatas et al., 2013). Los rituales  colectivos inducen a unificar lo disyunto, a superar los antagonismos y contradicciones. Las  personas experimentan la misma suerte y comparten una misma identidad (García, 2002).

Los órdenes y valores vigentes en una comunidad se experimentan y se consolidan  corporalmente. Los rituales son procesos de incorporación y escenificaciones corpóreas, ya que  quedan consignados en el cuerpo, es decir, se asimilan corporalmente. Generan un saber  corporizado, una memoria corpórea, una identidad corporizada y una compenetración corporal.  Entonces, podemos decir que la comunidad ritual constituye una corporación. Además, en los actos  rituales participan también los sentimientos colectivos. Estos sentimientos no tienen relación alguna  con la psicología individual, sino que son impersonales. Por ejemplo, en el rito funerario, el duelo  representa un sentimiento colectivo en donde la comunidad se impone a si misma el duelo ante  experimentar una pérdida. Estos sentimientos colectivos son los que consolidan a la comunidad, generando una atmósfera cohesionada y unida.

 

La importancia de los rituales en los tiempos actuales

El tiempo que se precipita constantemente (sin interrupción) se torna inhabitable. Actualmente,  al tiempo le falta un armazón firme que lo sostenga y permita que sea habitable. No es una casa, sino un flujo inconsistente que se desintegra en la mera sucesión de un presente puntual.  

Los rituales ordenan el tiempo y lo acondicionan para que sea constructivo y permita a las  personas sentirse realizadas, evitando que emerjan sentimientos de que el tiempo transcurrido ha sido gastado o perdido. En otras palabras, se puede decir que los rituales dan estabilidad a la vida. Saint-Exupéry sostenía que los rituales son en la vida lo que en el espacio son las cosas (Han, 2020).  

Byung-Chul Han entiende a los rituales como técnicas simbólicas de instalación en un hogar, ya que tienen el potencial de transformar el “estar en un mundo” en “estar en casa”, es decir, hacen del mundo un lugar fiable, y predecible (Lang et al., 2015). Son en el tiempo lo que una vivienda es en el espacio, y no sólo hacen que el tiempo sea “habitable”, sino que también hacen que el tiempo pueda celebrarse de la misma manera que se festeja la instalación en una casa (Han, 2020).  

Por otro lado, Arendt expresa que es la durabilidad de las cosas lo que las hace independientes de  la existencia del hombre (Han, 2020). Las cosas tienen la misión de estabilizar la vida humana. Su  objetividad consiste en que brindan a la desgarradora mutación de la vida natural una mismidad  humana, una identidad estabilizante que se deduce de que día a día, mientras el hombre va  cambiando, tiene delante con inalterada familiaridad la misma silla y la misma mesa. Las cosas son  polos estáticos estabilizadores de la vida. Esa misma función cumplen los rituales, dado que, gracias  a su mismidad y su repetición, estabilizan la vida. 

¿Qué rol cumplen los rituales en ambientes deportivos de alto rendimiento?

Muchas veces los guías y líderes de las organizaciones deportivas se cuestionan cuáles son las técnicas y estrategias más efectivas para que los jóvenes atletas logren vencer sus egos personales y  se involucren de lleno en la experiencia grupal. Un ambiente de crecimiento exponencial requiere,  en primer lugar, la existencia de una atmósfera cohesionada en donde las personas que coexisten en el ambiente estén fuertemente conectadas y unidas entre sí formando un grupo o comunidad. Es por  ello que resulta fundamental romper con todas aquellas personalidades egocéntricas que afectan al  rendimiento del grupo y tienden a disminuirlo.  

Ese grado de conciencia no se construye de la noche a la mañana. Hacen falta años de preparación  y un elevado grado de inteligencia emocional para lograr conectar más estrechamente con el grupo  y crear un equipo cohesionado y generoso. Para lograr semejante grado de unión y conexión,  necesariamente debe existir una pauta que conecte a los miembros del equipo, una pauta muy clara  que permita comprender la razón de su cohesión y aglutinamiento formando una única pieza. Un  claro ejemplo de esto es la enorme conexión emocional que experimentan los grandes guerreros en  el campo de batalla, quienes se encuentran unidos por una misma razón, defender a su bandera, su  comunidad.  

Ahora bien, ¿Qué sentido tiene para un atleta de alto rendimiento ingresar todos los días al campo  de juego a competir contra sus rivales? ¿Cómo es posible que el exceso de competitividad no genere un  desequilibrio emocional y espiritual en los atletas de alto rendimiento? 

El arte de transformar a un grupo de jóvenes atletas talentosos y ambiciosos en un verdadero  equipo no es un proceso mecánico, sino que como señala el histórico ex jugador y entrenador de la  NBA Phil Jackson en su libro Once Anillos(2014), requiere que los líderes logren abrir sus corazones,  despejar sus mentes y explorar las modalidades del espíritu humano, a modo de inspirar al resto del  grupo y lograr la cohesión del equipo. La clave radica en crear comunidad, uniendo individuos y  conectándolos con algo superior que ellos mismos. Sin embargo, las fuerzas que unen de modo  armonioso a las personas no están claramente delimitadas, por lo cual resulta imposible fabricarlas  a voluntad. Entonces, la clave radica en lograr crear las condiciones ideales para fomentar esa  transformación.  

Particularmente, los rituales tienen el poder de conmover al espíritu y unir a las personas. A través  de los rituales, los líderes logran adquirir una perspectiva de liderazgo que les permite inspirar y unir de modo armonioso a todo el grupo. Los individuos se suscriben a un sistema de creencia superior  que los conecta, reduce su ansiedad y aumenta su confianza emocional y espiritual. La participación  en un ritual hace vivir un tiempo más intenso que moldea elespíritu de los participantes, promueve  su educación emocional y abre paso a la colonización del inconsciente individual(García, 2002). Los  rituales tienen el poder de transformar lo cotidiano en sagrado, cambiando totalmente la esencia del  juego. 

Los rituales unen. Al unirse, los integrantes del equipo rompen con sus egos y renuncian a sus  intereses personales a cambio del bien colectivo, el bien de la comunidad. Esto hace que los atletas  sean conscientes de sus aptitudes personales y su rol en el equipo. El atleta ya no impone su  personalidad sobre aquella que define al equipo, y al ser consciente de sus habilidades, ayuda a que  el equipo trascienda sus limitaciones individuales al mismo tiempo que asiste a sus compañeros a  transitar las suyas. Cuando esto ocurre, el todo se convierte en algo más que la simple suma de las  partes. 

A continuación, se presentan algunos ejemplos de prácticas rituales que tienen lugar en un  ambiente deportivo de alto rendimiento. Algunas de ellas suceden cotidianamente, otras de manera  más episódica; algunas son personificadas, otras colectivas e impersonales. La mayoría de estos ritos  van mutando y se actualizan con la iteración, particularmente cuando cambian los protagonistas de  la acción, cada uno de los cuales provee al rito con su propia insignia. Sin embargo, es importante  destacar que lo importante de los rituales que se introducen a continuación no es su procedimiento  o metodología práctica, sino su esencia para para contrarrestar la ansiedad, incrementar la confianza  y crear un propósito común que atraiga a las personas y las una de manera armoniosa formando una  comunidad, o más bien una fraternidad.  

Exponential Academy

El ritual de la bienvenida del atleta al ambiente deportivo

Bienvenida es un rito de iniciación cuyo acontecimiento ocurre especialmente cuando un  individuo se incorpora al grupo y pasa a coexistir con el resto de las personas que forman parte del  ambiente. Por un lado, como su nombre lo indica, Bienvenida configura el ambiente para recibir con  los brazos abiertos a cada nueva persona que tiene interés en formar parte del grupo, es decir,  predispone la mente de los miembros del grupopara tomar de manera positiva a cada nueva  incorporación. Esto contribuye a que las nuevas incorporaciones se sientan integrados al grupo, el  cual busca mantenerse unido y cohesionado. Por otro lado, esta práctica ritual busca brindar sentido  de pertenencia a los nuevos miembros del grupo. Desde un principio, los nuevos integrantes dejan  de lado sus egos e intereses personales y automáticamente se enfocan en explorar e intentar descubrir  cuál será su rol en el equipo, de qué manera pueden asistir y contribuir a que el equipo mejore y  trascienda. Bienvenida une y conecta, imponiendo a la comunidad por encima de todo. 

¿Cómo el diseño de una cocina abierta puede convertirse en un espacio de ritual diario?

Cuando los humanos lograron dominar el fuego, comenzaron a reunirse alrededor de las  hogueras para asar las piezas que cazaban. Desde entonces, la cocina ha sido una de las características  que ha permitido cohesionar a las personas y formar una comunidad. Compartir una comida es símbolo de comunidad, dado que reúne a un grupo de personas alrededor de una mesa abriendo camino a la conexión a través del diálogo y el intercambio de miradas y gestos, generando vínculos  interpersonales que enriquecen el espíritu y llenan el alma. Cuando esto ocurre, la comida pasa a un segundo plano, dado que las personas concurren al comedor en búsqueda de la “comunión”, es  decir, de la interacción con otros miembros del grupo. El intercambio constante de ideas,  conocimiento y experiencias vividas entre diferentes personas (atletas, guías, staff, profesionales)  genera una sinergia positiva-productiva que estimula a la acción y despierta la curiosidad y el interés  por aprender, creando perspectiva en las personas. 

Todas las culturas tienen rituales que se desarrollan alrededor de la comida y su preparación. Cocina abierta se refiere literalmente a la configuración y el diseño propio del espacio donde se realiza diariamente este ritual. La cocina es un espacio abierto. Los cocineros son los protagonistas  de esta práctica ritual, la cual está a los ojos de cualquiera que se acerque a la cocina con anterioridad  al horario de comer. A su vez, los cocineros interactúan con los comensales conforme están  elaborando la comida, ya sea verbalmente a través del diálogo o la música, o incluso a través de  chistes, risas y bailes espontáneos que llenan de vida al ambiente. Existen estudios que han  demostrado que realizar prácticas rituales con anterioridad a las comidas mejora la experiencia de  comer (Vohs et al., 2013), y hace que las personas sientan más sabrosa la comida, incluso en  alimentos simples que no requieren una sofisticada elaboración. Otros estudios han descubierto que  cuanto más tiempo demora preparar una comida, más se valora, aprecia y disfruta al momento de  comer (Norton et al., 2011). Esto indica que el esfuerzo y el tiempo invertido en la preparación de  una comida contribuyen a realzar la experiencia gastronómica. 

La cocina une, y equilibra el ambiente. Allí rige la igualdad, la responsabilidad y el compañerismo.  El ritual de asistir al comedor requiere que cada persona guíe sus acciones de manera responsable y con madurez. En la cocina, las personas se manejan por autogestión, y así es que paulatinamente se  introducen en el mundo de la cocina y aprenden sobre el arte de cocinar. Particularmente, los atletas  de alto rendimiento se preparan sus propias ingestas extras a las comidas principales, y asimismo  lavan la vajilla y/o utensilios de cocina que han utilizado para comer y/o cocinar.

Hermanos de Camisetas como ritual para un equipo de baloncesto 

Se trata de un rito cuyo acontecimiento ocurre la noche previa al inicio de la temporada, cuando cada jugador recibe su camiseta antes del primer partido del año. Para el desarrollo de esta práctica ritual, el ambiente, en este caso el vestuario, es previamente acondicionado con una luz tenue y un  aroma que invoca a la conexión y la armonía entre las personas. El rito inicia cuando el entrenador  procede a entregar la camiseta al capitán del equipo. Al momento realizar la entrega, el entrenador relata al capitán sus expectativas sobre aquel en su rol de líder del equipo, haciendo hincapié en las responsabilidades que trae implícito el liderazgo. En primer lugar, el líder debe tener control de sus  acciones, ya que constituye un ejemplo a seguir por el resto de los integrantes del equipo. En segundo lugar, el líder debe imponer al equipo por encima de todo, debe estar siempre predispuesto a asistir a sus compañeros en situaciones críticas y ayudarlos a transitar momentos difíciles. Del líder depende la cohesión y unión interna del grupo. 

Una vez finalizado este acto, el capitán adquiere el protagonismo y realiza esta misma ceremonia con cada uno de los integrantes del equipo, mencionando, en cada caso, lo que el equipo espera y necesita de cada uno de ellos. El capitán remarca la importancia del compromiso con el grupo, destacando que el rol que a cada uno le ha sido asignado resulta fundamental para que el equipo logre desarrollar un engranaje humano armónico que le permita funcionar de la manera más  eficiente posible. 

¿Cómo es el ritual del fogón en un centro deportivo?

Fogón es una práctica ritual que suele desarrollarse en un lugar específico, en un lugar que, al  igual que una fogata, reúne a las personas a su alrededor. En este caso, el fogón lo representa el centro de la cancha, el corazón, ese lugar donde nace y converge toda la energía del ambiente, la cual se transmite desde cada uno de los espacios que la rodean. Al igual que el fuego, el corazón es una  fuente de energía, y de ahí proviene su nombre. 

Fogón es un ritual hablado, cuyos protagonistas son el diálogo y la escucha. A través del diálogo  alrededor del círculo central de la cancha, una fuente energética conecta a todos los  participantes creando una atmósfera cohesionada. Naturalmente, al desarrollarse este rito, emerge la reflexión y la introspección en cada uno de los participantes. Si bien este ritual es estricto en cuanto  al espacio, también es muy dinámico en cuanto al tiempo y las circunstancias bajo las cuales se  desarrolla. Fogón puede ocurrir: (i) previo a acontecimientos individuales/colectivos importantes;  (ii) cuando se despide a un miembro del grupo que migra a otro ambiente a continuar creciendo y  buscando su mejor versión; (iii) luego de acontecimientos grupales relevantes.  

El procedimiento de este ritual comienza con la convocatoria de los integrantes del grupo al  corazón de la cancha, quienes toman asiento sigilosamente sobre el parquet formando un círculo, adquiriendo una perspectiva estratégica para poder visualizar a cada uno de los  participantes del rito, y luego esperan en silencio a que alguno de los presentes comience el discurso.  Entonces, quien decida tomar el liderazgo del ritual inicia el diálogo haciendo una breve  introducción de la razón por la cual se encuentran allí reunidos. Luego, otros participantes suelen  tomar coraje y protagonismo, expresando libremente su visión y sus emociones sobre la temática que se trata. Fogón es un rito que permite a las personas liberarse y exteriorizar sus sentimientos y  experiencias vividas, las cuales comparte con el resto del equipo. Este ritual crea las condiciones  necesarias para que las personas logren conectarse a través de enlaces muy fuertes que unen y  cohesionan al grupo. En cada Fogón, las personas se sienten unidas y protegidas, se sienten en casa.  

¿Qué importancia tiene para una atleta realizar el ritual “un poco mejor cada día”?

Es una práctica ritual de conmemoración. Se realiza cada vez que un atleta, un guía/entrenador o bien algún otro miembro del ambiente logra cumplir una meta personal. El ritual consiste en que  el protagonista de la acción escriba en un mural la frase “Un poco mejor cada día”, seguida de su nombre y la fecha del acontecimiento célebre, dejando constancia temporal tangible de cada salto  evolutivo en el rendimiento individual. Este rito da valor y reconocimiento a la progresiva  evolución y mejora en el rendimiento. “Un poco mejor cada día” llama a la introspección y la  valoración personal de la labor realizada, a modo de inspirar a las personas a seguir buscando su mejor versión cada día, a confiar plenamente en el proceso, que no es más que el camino a cumplir  los desafíos y metas personales. 

Ritual “Un poco mejor cada día”. Este ritual registra cada salto evolutivo en el rendimiento individual, inspirando a las personas a seguir buscando su mejor versión cada día, a confiar plenamente en el proceso de crecimiento y desarrollo que los conducirá a cumplir sus metas y desafíos personales.
Ritual “Un poco mejor cada día”. Este ritual registra cada salto evolutivo en el rendimiento individual, inspirando a las personas a seguir buscando su mejor versión cada día, a confiar plenamente en el proceso de crecimiento y desarrollo que los conducirá a cumplir sus metas y desafíos personales.

Trabajos citados en el artículo

  • Azamovna, A.R. 2021. Semantical features of antonomases in literature. European Journal of  Research Development and Sustainability, 2 (3), 55-57. 
  • Bateson W. 1894. Materials for the study of variation: treated with especial regard to discontinuity in the origin of species. Macmillan, Londres. 
  • Bell, C. 1997. Ritual: Perspectives and dimensions. Oxford, England: Oxford University Press. 
  • Brooks, A.W., Schroeder, J., Risen, J.L., Gino, F., Galinsky, A.D., Norton, M.I. & Schweitzer, M.E.  2016. Don’t stop believing: Rituals improve performance by decreasing anxiety. Organizational Behavior and Human Decision Processes, 137, p.71-85. 
  • Darwin, C. 1859. El Origen de las Especies. Alfa Epsilon, Buenos Aires. 
  • Eysenck, M.W. 1992. Anxiety: The cognitive perspective. London: Erlbaum. Galton, F. 1877. Typical laws of heredity. Proceedings of the Royal Institution, 8, 282-301. García, P.G. 2002. El ritual como forma de adoctrinamiento. Gazeta de Antropología, 18. 
  • Giménez, I. 2015. El ambiente en la evolución biológica: el concepto en perspectiva histórica. Revista  Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 2 (2), 96-98. 
  • González, J. 2020. Reseña: La Desaparición de los Rituales: Una topología del presente (B.C Han).  Kamchatka, Revista de Análisis Cultural, 16, 625-629. 
  • Han, B.C., 2020. La desaparición de los rituales: una topología del presente. Herder Editorial. 
  • Hirsh, J.B., Mar, R.A., and Peterson, J.B. 2012. Psychological entropy: a framework for  understanding uncertainty-related anxiety. Psychol. Rev.119, 304-320. 
  • Jackson, P. 2014. Once anillos. Editorial Roca. 398 p. Barcelona 
  • Jung, C.G., Von Franz, M.L., Henderson, J.L., Jaffé, A. & Jacobi, J. 1964. Man and his symbols.  Anchor Press. 320 p. New York. 
  • Lamarck, J.B. 1809. Filosofía Zoológica. Alta Fulla, Barcelona. 
  • Lamarti, R. 2014. La antonomasia en las lenguas española y china. En: Actas del II Congreso Ibero Asiático de Hispanistas (S. Bando y M. Insúa, eds.), Servicio de Publicaciones de la  Universidad de Navarra, p. 291-305.
  • Lang, M., Krátký, J., Shaver, J.H., Jerotijević, D. & Xygalatas, D. 2015. Effects of anxiety on  spontaneous ritualized behavior. Current Biology, 25 (14),1892-1897. 
  • Lewontin, R.C. 2000. Genes, organismo y ambiente: Las relaciones de causa y efecto en biología.  Gedisa, Buenos Aires. 
  • Lienard, P., & Boyer, P. 2006. Whence collective rituals? A cultural selection model of ritualized  behavior. American Anthropologist, 108, 814–827. 
  • Malinowski, B. 1954. Magic, science and religion. Glencoe, IL: Free Press. 
  • Norton, M.I., Mochon, D. & Ariely, D., 2012. The IKEA effect: When labor leads to love. Journal of  consumer psychology, 22 (3), 453-460. 
  • Snoek, J.A. 2006. Defining ‘Rituals’. En: Theorizing Rituals, Volume 1: Issues, Topics, Approaches,  Concepts (Eds. J. Kreinath, J.A.M. Snoek y M. Stausberg): Brill, p. 1-14. 
  • Sosis, R. & Handwerker, W.P. 2011. Psalms and coping with uncertainty: Religious Israeli women’s  responses to the 2006 Lebanon war. American Anthropologist, 113 (1), 40-55. 
  • Todd, A.R., Forstmann, M., Burgmer, P., Brooks, A.W., & Galinsky, A. 2015. Anxious and  egocentric: How specific emotions influence perspective taking. Journal of Experimental  Psychology: General, 144, 374–391. 
  • Vohs, K.D., Wang, Y., Gino, F. & Norton, M.I. 2013. Rituals enhance consumption. Psychological  Science, 24 (9), 1714-1721. 
  • Xygalatas, D., Mitkidis, P., Fischer, R., Reddish, P., Skewes, J., Geertz, A.W., Roepstorff, A. & Bulbulia, J., 2013. Extreme rituals promote prosociality. Psychological science, 24 (8), 1602- 1605. 
  • Xygalatas, D., 2015. The biosocial basis of collective effervescence: An experimental anthropological  study of a fire-walking ritual. Fieldwork in Religion, 9 (1), 53-67. 
  • Zhirenov, S.A., Satemirova, D.A., Ibraeva, A.D. & Tanzharikova, A.V. 2016. The Cognitive Content  of the World of Symbols in a Language. International Journal of Environmental and Science  Education, 11(9), 2841-2849.

Gracias por leer este artículo. Si te gustó y te interesa leer más artículos como estos, te invitamos a que visites nuestro blog de Exponential Academy.

Scroll to Top
Abrir el chat
1
¿Necesitas ayuda?
¡Hola! Soy Clarisa, ¿En qué puedo ayudarte?